Resistencia en el Istmo de
Tehuantepec
Dirigente niega que empresas
utilicen golpeadores para imponer proyectos
La industria eólica considera que todo es negociable para instalar parques
Afirma que en la actualidad hay
unos mil 500 megavatios en operación en el sector
Adrián
Escofet Cedeño, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria EólicaFoto
Guillermo Sologuren
Rosa Rojas
Periódico
La Jornada
Viernes 10 de mayo de 2013, p. 3
Viernes 10 de mayo de 2013, p. 3
Todo es
negociable para evitar problemas con las empresas eólicas que se están
instalando en el país, afirmó el presidente de la Asociación Mexicana de la
Industria Eólica (AMDEE), Adrián Escofet Cedeño, convencido del beneficio que
representa para el desarrollo nacional el impulso a esa energía.
En
entrevista, estimó que los medios no informan adecuadamente sobre la industria
eólica, al no revelar la importancia de su inversión y desarrollo, y dijo que
no puede centrarse la atención sólo en los supuestos problemas que ha
enfrentado la empresa Mareña Renovables en San Dionisio del Mar, cuando hay 17
parques eólicos en operación en Oaxaca y otros en desarrollo.
Escofet
apuntó que hace 10 años prácticamente no había ningún proyecto eólico de
relevancia, y hoy hay casi mil 500 megavatios en operación, quizá 5 por ciento
de la capacidad eléctrica instalada del país.
Para 2016
habrá instalados en México entre 5 mil y 6 mil megavatios eólicos, lo que
representará una inversión de unos 15 mil millones de dólares; la meta es
llegar a 12 mil megavatios en 2020, sobre todo en Oaxaca, Chiapas y el norte y
centro del país, indicó.
Esta
industria no agrede ni al ambiente ni a la tierra, es una fuente de
ingresos adicionales a los dueños de la tierra y les permite seguir
utilizándola como lo venían haciendo, aseveró.
Sobre la
acusación de algunas organizaciones de que hay empresas eólicas que contratan a
golpeadores para imponer sus proyectos, contestó: “eso es mentira, que alguien
lo demuestre, es muy fácil hablar sin pruebas... los golpeados, el herido que
está gravísimo –un policía– y el muerto que hubo desafortunadamente hace un par
de años, no son las empresas, son gente de Juchitán o de la zona del Istmo
contra gente de la misma zona o gente de fuera. En ningún caso son las
empresas, es la población contra la población, que eso es lo grave y lo
dramático”.
Treinta
proyectos
Hijo de
un ex director de la CFE, Escofet, ingeniero civil por la UNAM, es director
ejecutivo de la empresa Zapoteca de Energía, que desarrolla un parque eólico en
la zona de Juchitán, Oaxaca, para generar 70 megavatios.
Aquí, un
extracto de la entrevista con Escofet:
–¿Por qué
dice supuestos problemas en Oaxaca? En Demex hay propietarios que han
estado pidiendo la anulación de sus contratos... Hace dos años hubo un muerto
en uno de los volanteos que llegó un grupo de choque... También hay problemas
con Gas Natural Fenosa (GNF) en Juchitán.
–Sin
tratar de minimizar el conflicto que sí existe hoy con un proyecto en
particular, hay que dimensionar la problemática, porque si no, solamente se
habla de la problemática y no de todos los casos que han sido de éxito.
Hablamos del orden de 30 proyectos.
El
proyecto de GNF aparentemente ya llegaron a un acuerdo con los propietarios
(aunque hasta el cierre de esta información se mantenía, desde el 25 de
febrero, un plantón de protesta en Juchitán en demanda de la cancelación de ese
proyecto). En realidad la resistencia al proyecto no son los propietarios de
los terrenos, hay grupos que mantienen sus propias agendas.
–¿Usted
sabe cuánto se le paga a un propietario español por (el apartado de) una
hectárea de tierra?
–Lo mismo
que estamos pagando en México.
–¿Ciento
cincuenta pesos por hectárea al año?
–Nadie
paga 150 por hectárea; es una mentira... No hay ni un contrato hoy vigente en
2013 en el istmo (de Tehuantepec) que pague 150 pesos por hectárea. En nuestro
caso, estamos pagando mil pesos por hectárea al año, y por ahí andan todos...
el mercado se ha ido ajustando y hoy está a nivel de lo que se paga a escala
mundial.
–Yo he
visto contratos de pagos de 150 pesos por hectárea.
–¿De qué
año y de que empresa?
–Preneal...
–Que
ahora es Mareña. Ese caso es diferente. No podemos centrar el tema de la
industria eólica en Oaxaca, que es por mucho la inversión más importante que ha
tenido el estado en su historia... en un solo sector...
Usted me
decía el tema de Mareña de las protestas que hay en términos generales; una es
que son contraprestaciones muy bajas; eso estoy seguro, porque lo hemos vivido
todos los desarrolladores, se puede negociar... el otro tema es el de si el
proyecto provoca situaciones en contra de la pesca; lo que sí sabemos es que el
proyecto de Mareña tiene una autorización de Semarnat para su construcción y
lograr una autorización de Semarnat no es cosa fácil.
–¿Hay
algo más atrás todavía, que es la cuestión de la consulta previa que establece
el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo en los casos de
tierras comunales o ejidales propiedad de indígenas?
–La
Semarnat hace consultas, pone a disposición de todo mundo, lo publica... para
ver si hay alguien que tenga algo que comentar al respecto. Por otro lado,
todas las empresas han negociado... con los propietarios, y para ello les
explica cuál es el proyecto, cuál es la intención, etcétera, y eso es una
consulta pública directa con los interesados.
–Pero no
con los mecanismos que establece el convenio 169, porque Semarnat lo sube a
Internet y muchos pueblos indígenas no tienen Internet.
–¿Cuál es
el mecanismo del convenio 169?
–La
consulta tendría que ser a través de sus propios mecanismos, de sus propias
autoridades; digamos la asamblea comunitaria y convocando a toda la población
que sería afectada.
–Eso se
hace porque de ahí resultan las firmas de los contratos con cada uno de ellos.
Su servidor ha estado reunido en varias ocasiones con 140 propietarios que
tenemos en nuestro polígono... se les convoca con anticipación, todos tienen
derecho a hablar... se les explica de la mejor manera posible y me consta que
la gran mayoría de las empresas así lo ha hecho.
En México
es mejor
–Los
contratos que yo vi que eran de Demex, Preneal-Mareña y Unión Fenosa, dicen que
va a haber una derrama de 1.4 a 1.5 por ciento trimestralmente de los ingresos
brutos por la venta de la energía. Me dicen que en varias partes del mundo
están pagando hasta 10 por ciento, y que en países como Dinamarca o Japón
incluso son socios de la empresa hasta 20 por ciento.
–En
México el tema es todavía mejor... eso ha ido cambiando y actualmente durante
la operación son pagos fijos... por afectación real a los terrenos en donde hay
caminos, plataformas, una bodega, por metro cuadrado, y se paga dinero por cada
aerogenerador, son cuotas fijas... ya no es porcentaje... los propietarios de
los terrenos equivale a que fueran socios en 20 o 30 por ciento del parque pero,
a diferencia de los socios, ellos cobran siempre, independientemente de si se
genera electricidad o no.
–Otra
cosa: en la barra de Santa Teresa hay por lo menos tres sitios sagrados que los
huaves no quieren que se toquen.
–Pues que
no los toquen, pero a ver, eso no está contemplado en la manifestación de
impacto ambiental.
–No, pero
está contemplado en el convenio 169, que es ley en México.
–¿Y no lo
contemplaron las autoridades cuando firmaron los contratos? Pero, insisto, todo
eso es negociable. Si hay una zona de restricción por un tema de una tradición
religiosa, de lugares sagrados, etcétera, no creo que haya ninguna empresa,
ninguna, de las que estamos en el sector eólico, que no reconozca que eso es
intocable.
–¿Hay
quien piensa que no es justo que la empresa se quede con todo el importe de
los bonos verdes,que algo debe tocarle también a los propietarios
de las tierras.
–En
cualquier actividad económica gana más el que pone más... Si usted renta un
terreno para un taller mecánico y le cobran de renta equis pesos por día y
tiene dos coches para arreglar al día y después ya tiene 40 autos al día, el
dueño no le va a subir la renta porque ya pactó y negoció de buena fe; bueno,
es el mismo caso, vamos a pactar lo que es la renta en una justipreciación y
ya.
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