Entrega de hidrocarburos
Ronda cero…reprobados con cero
Javier Jiménez Espriú
¨La reforma energética, aprobada con procedimientos desaseados, en
trashumantesbúnkers parlamentarios, de espalda a los mexicanos, con
modificaciones constitucionales cuyo objetivo único fue privatizar el sector
energético, será –de consumarse las pretensiones de la clase gobernante– un
verdadero atraco al pueblo de México, la entrega de una parte sustantiva de la
renta petrolera a los ricos de aquí y de allá, la cancelación de la seguridad
energética de la Nación, porque tratarán de llevarse lo más que puedan en el
menor tiempo posible, y la vulneración de nuestra soberanía, porque con las
trasnacionales petroleras vendrán las presiones y la injerencia de los
gobiernos que las abanderan.
En uno de tantos foros de discusión
sobre esta reforma en los que he participado, la doctora Miriam Grunstein,
investigadora del CIDE, proclive a la apertura, citando a Joseph Stiglitz,
Premio Nobel de Economía, señalaba que para una reforma de este calado, el país
que la intentara debía cumplir con 5 requisitos: tener instituciones fuertes
con alto grado de aceptación, capacidad reconocida del impulsor de las reformas
para negociar con un espectro amplio de grupos sociales, una política consistente
en el sector sobre el que recae el cambio, una cultura de cumplimiento
voluntario del derecho y una cultura sólida de transparencia e inclusión. Yo
estuve de acuerdo con ella en estos requisitos y ella estuvo de acuerdo conmigo
en que en nuestro país no se cumple uno sólo de ellos, ni remotamente.
Véase tan sólo con detenimiento la
reforma constitucional en la que permanece la exploración y la extracción de
los hidrocarburos como área de exclusividad del Estado, para lo que no se darán
concesiones y los transitorios en los que se señala cómo se darán las
concesiones, disfrazadas de contratos de utilidades o de producción
compartidas. Estos no son otra cosa que concesiones mondas y lirondas.
O véase igualmente la trampa de la
ronda cero en la que en plazo perentorio, el gerente de Pemex, sumiso empleado
del Presidente, hizo una solicitudconservadora –hasta Canacintra dixit–,
lamentable y pusilánime, no en función de las capacidades de Pemex, sino para
dejar a los privados las dos terceras partes de las reservas
nacionales,atractivo inmejorable e inédito en el mundo, según la propaganda de
la Subsecretaría de Hidrocarburos en sus declaraciones al Financial
Times. Lo que puede hacer Pemex no cuenta, lo que diga la Constitución no
tiene importancia y lo que pregona el Presidente no es sino otro más de los
engaños con que se han presentado las reformas y se instrumenta la entrega de
la Patria.
Y ya no digamos la transparencia y el
estado de derecho. El caso Oceanografía, es sólo un botón de muestra de la urdimbre
de connivencias, acuerdos vergonzantes, reparto de privilegios y canonjías,
abusivo manejo de influencias, que trasciende sexenios y partidos políticos en
un reparto asqueroso de los bienes de la nación entre políticos, funcionarios y
ex funcionarios, parientes, amigos, empresarios inescrupulosos, solapados y
protegidos con información reservada y confidencial, que han hecho
millonarios negocios personales con Petróleos Mexicanos (Pemex) y que quieren
ahora hacer del petróleo de los mexicanos, un negocio personal.
Ya empezó también la guerra entre
los cárteles de esa delincuencia organizada, pero como
siempre, no para poner orden y limpiar de corrupción, sino para eliminar a los
corruptos descubiertos y apoderarse de los territorios. La acusación a Oceanografía
y el chantaje del PAN al PRI de estorbar la aprobación de las leyes secundarias
para que no se afecte a sus miembros involucrados en los fraudes, no son sino
luchas intestinas en el PRI-PAN para los reacomodos, visto el enorme negocio
que se avecina.
Si se consuma el atraco, el caso de
Oceanografía, será el mar nuestro de cada día. La misma tragicomedia, pero
con nuevos protagonistas y elenco trasnacional.
Ya aparecen en la prensa nacional los
nombres de las empresas y de los socios de las mismas, que se aprestan para
formar las nuevas castas de plutócratas petroleros. Igualmente, los nombres y
apellidos de ex funcionarios y sus familias brillan con descaro inocultable en
las marquesinas del nuevo teatro.
No debemos permitirlo, porque a
diferencia del gobierno, que debiera ser del pueblo y para el pueblo y no lo
es, el petróleo de México sí es del pueblo y para el pueblo y sólo para el
pueblo debe ser.
Estamos en espera de la propuesta de
leyes secundarias, en las que una vez resueltos los pleitos de familia entre
PRI y PAN, acordado el reparto de utilidades, pretenderán dar la puntilla
al sector petrolero público del país, lo que señalaremos implacablemente los
hoy llamados conservadores –seguramente porque queremos conservar
para la Nación lo que es de la Nación–, hasta detener o revertir el agravio.
Ha llegado a su límite el hartazgo del
pueblo, de que unos pocos, mirando únicamente sus personales intereses
políticos y económicos, tomen decisiones por todos, sin consultar a nadie.
Esperamos, eso sí, que la Suprema Corte
de Justicia de la Nación sea sensible a las circunstancias y a la necesidad de
avanzar en la democracia y cumpla a cabalidad su responsabilidad de preservar
el espíritu de la Constitución, que para eso está, sin complicidades ni
subterfugios que impidan que la opinión de las mayorías sea considerada y
prevalezca sobre los intereses de quienes atentan contra la propia Carta Magna
que protestaron cumplir y hacer cumplir.
Artículo tomado de el Periódico La Jornada.
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